¿Localización hecha por humanos o traducción automática hecha por robots? Esa es la cuestión.
Desde que los ordenadores son ordenadores se intenta crear una máquina perfecta que sustituya al ser humano en todo, incluidas las traducciones. Las herramientas de traducción asistida son cada vez más sofisticadas y complejas, sin embargo ninguna hasta el momento de ahora ha podido sustituir a un traductor y menos cuando se trata de la especialización.
Entonces, ¿por qué sigue habiendo personas que confían más en un robot que en un profesional de carne y hueso y todo una experiencia traductológica y de especialidad detrás?
Los motivos son varios: la reducción de costes y de tiempos, la autonomía e independencia, la sofisticación de las herramientas de traducción automática.
Y, no obstante, un traductor sigue siendo el mejor sustituto de una comunicación directa entre dos mundos, dos culturas y dos idiomas diferentes.
La globalización y la digitalización de los negocios ha acelerado el interés por las herramientas de traducción automática con el único objetivo de llegar al público en diferentes idiomas y en cualquier parte del mundo. Según los informes de 2019, un 57% de la población mundial tiene acceso y utiliza internet. El 52,3% del contenido de internet está en inglés, aunque solo un 26,6% de los usuarios lo hablen. En la segunda posición está el chino, con un 20,8% de internautas y solo un 2% de contenidos en ese idioma. Mientras que el español supone un 5% del total de los contenidos y un 7,7% de usuarios hispanohablantes.
Queda claro que en el tema de la digitalización multilingüe queda mucho por hacer y más si se trata de un negocio global o con intención de internacionalizarse.
Y la página web de cualquier empresa es la tarjeta de visita al mundo digital y físico en cualquier rincón del planeta y de internet.
La traducción de la página web debería formar parte de la estrategia digital de marca de una empresa que desea internacionalizarse.
Una web traducida a los idiomas de trabajo y de los mercados meta mejora el SEO y por tanto el posicionamiento de la web. La traducción de las palabras clave posiciona mejor la web en los buscadores utilizados por el público/ cliente objetivo en el país destino: ya sea Google, Bing, Yandex o cualquier otro.
Los gigantes tecnológicos como Microsoft o Apple lanzan productos y servicios multilingües desde el momento cero para llegar a su público en cualquier país e idioma del mundo. Esa estrategia multilingüe debería ser un ejemplo a imitar para negocios de cualquier tamaño.
A menudo la traducción web se asocia con la traducción automática. Y es que existen tres tipos de traducción automática que fueron naciendo y perfeccionándose desde el siglo pasado:
De esta manera, muchos de los gestores de contenido web ofrecen herramientas para llevar a cabo traducciones automáticas de manera gratuita y sencilla.
Cada vez que el usuario final o un cliente potencial visite la web, el buscador detectará que no está traducida y le ofrecerá la posibilidad de traducirla en tiempo real a cualquiera de los idiomas de la lista.
La traducción se basará en los resultados de búsquedas en Google y por tanto no será fiel al original ni tendrá en cuenta los giros idiomáticos ni las idiosincrasias del lenguaje empleado. Por tanto será una traducción “robótica”, perdiendo mucho contextos, connotaciones y significados por el camino.
Las páginas web pueden ser estáticas o dinámicas. Como su nombre indica las estáticas tienen una forma fija y contenidos inalterables. Todo ello supone una menor interacción con el usuario. Estas páginas web suelen estar hechas en lenguaje de programación html o, en otras palabras, creadas utilizando el código.
Las páginas html son las más sencillas de traducir, puesto que el proceso consiste en descargar los archivos html, traducirlos y volver a cargarlos, adaptando las palabras clave e indexándolas para lograr un mejor posicionamiento web.
Las páginas dinámicas están hechas con un gestor de contenidos en vez del código y se pueden cambiar continuamente, tanto la estructura como los contenidos, añadiendo contenidos nuevos y eliminando u ocultando los antiguos.
Estas son mucho más interactivas y user-friendly.
Sin embargo, igual que disponen de más contenidos, tienen más contenidos para traducir.
De acuerdo con los datos de la empresa de analítica W3Techs más de 35% de las páginas web de todo el mundo están hechas con WordPress. Algunos de los otros gestores de contenido de código abierto son Joomla!, Shopify, Drupal, Squarespace, Wix, Magento, Blogger, Bitrix y PrestaShop. Sin embargo, el WordPress lidera muy por delante esta lista con más de un 62% de cuota de mercado.
Existen dos maneras de traducir los contenidos de un sitio web creado con un gestor de contenidos:
Dependiendo del gestor de contenidos con el que trabajemos de los citados arriba, algunos tienen un complemento propio para realizar las traducciones y otros necesitarán un plugin o varios como es el caso de WordPress.
Este gestor dispone de múltiples plugins para traducir los contenidos de manera automática y después efectuar una postedición.
Aunque otra posibilidad es crear un WorPress Multisite que permite recrear la misma página web con todas sus pestañas en diferentes idiomas mediante un subdominio por cada idioma de trabajo.
En caso de otros gestores de contenido como Joomla!, Shopify, Drupal, Squarespace o Wix, lo más sencillo será exportar los contenidos en formato .xtm, el archivo CSV o el módulo de traducción que se enviará para su traducción o localización.
¿Por qué la localización es lo mejor para internacionalizar?
Está claro que en mano de cualquiera está utilizar un plugin para traducir los contenidos web. Sin embargo, el ámbito y sector de la empresa con vistas de internacionalización y expansión a los mercados del exterior determinará la mejor manera de traducir los contenidos.
Incluso una traducción simple podría no ser suficiente a la hora de traducir los contenidos a otra lengua y apertura a otros mercados culturalmente diferentes.
Según la Asociación de Globalización y Localización (GALA), la localización es “el proceso de adaptar un producto o contenido a un entorno o mercado específico”. Por tanto un especialista en localización no solo debe conocer y ser capaz de traducir de una lengua origen a la lengua meta, sino también conocer el sector, los aspectos culturales y sociales del país destino, el tono, ritmo y estilo narrativo y lingüístico.
Si el negocio planea una expansión a mercados culturalmente muy dispares y alejados del mercado nacional, sucedería lo mismo que sucede con la traducción automática, las palabras simplemente no encontrarían sus equivalentes en la lengua meta.
1. Eliminar los contenidos duplicados
Se trata de un paso importante no solo para obtener un presupuesto de traducción justo sino también para mejorar el posicionamiento de la página web. Los navegadores penalizan los contenidos duplicados por lo que conviene cuidarlos y reducirlos a lo estrictamente original y necesario.
2. Traducir los elementos del SEO
Aparte de los contenidos de la página web, las pestañas, formularios, las entradas del blog, las políticas legales y la información de cookies, también se deberán traducir las metadescripciones, los slugs, los textos alt de las imágenes, las etiquetas y las categorías, palabras clave, enlaces, etc. Todos aquellos contenidos que ayuden a posicionar correctamente la página web en los navegadores de búsqueda.
3. Localizar
Es importante no solo traducir los contenidos web, sino adaptarlos al país y público objetivo. Si eres usuario habitual de contenidos multilingües, sabrás que dependiendo del país y de la zona geográfica, los textos, el ritmo, el vocabulario, incluso el estilo y la interface visual son bien diferentes.
Para conquistar y preservar la atención de un cliente potencial, las palabras son fundamentales. No solo el qué, sino también el cómo.
Y tú, ¿prefieres invertir en una estrategia de marca multilingüe hecha por profesionales del sector y de los idiomas para tu empresa internacional, o te fías de los robots en desarrollo?
Si el objetivo de un negocio es expandirse a los mercados del exterior e impactar positivamente en el cliente potencial, brindándole confianza de sitio y convicción de un producto de calidad, la página web debe reflejarlo. No vale con solo hablar el idioma o entenderlo para traducir una página web. Los conocimientos de marketing y una investigación previa del sector y producto son imprescindibles para llevar a cabo una transformación de la página web corporativa y su adaptación al mercado meta.